Steve Jobs - reseña crítica

La biografía de Jobs es una recopilación de historias fantásticas, pasando por los altos y bajos de su carrera, su pasión y perfeccionismo.

Jobs fue un genio inventivo que sabía que el siglo XXI se basaba en conectar tecnología y creatividad. ¿Quieres saber más sobre este genio de la computación? ¡Lee este microlibro!

Zen, crítico y malcriado

Quien conoció a Steve Jobs nunca imaginó que llegaría a la cima de todo, fundando y liderando la compañía más valiosa del mundo. Nació en febrero de 1955, hijo de un padre musulmán llamado Abdulfattah y una madre católica llamada Joanne. Los problemas entre sus padres hicieron que finalmente le dieran en adopción.

Sus padres adoptivos fueron Paul, un ingeniero que trabajaba como mecánico y Clara Jobs. Steve fue introducido en el mundo de la ingeniería y del diseño por su propio padre. De niño era extremadamente precoz, impertinente e inteligente.

Trabajando junto a su padre, aprendió a enorgullecerse de su trabajo y a ser detallista. Desde la infancia exigía la perfección de sí mismo y de las personas a su alrededor. En la adolescencia comenzó a interesarse por el mundo de los computadores y por la cultura hippie que se desbordaba en Silicon Valley en aquella época.

Steve experimentó drogas como el LSD y otros psicodélicos y más tarde atribuiría parte de su creatividad a estas sustancias. Para Steve, sus experiencias con LSD lo ayudaron a entender lo que importaba en la vida y a ver otras perspectivas sobre el mundo.

Además de su interés sobre alteraciones de la consciencia, Steve también se interesaba por la espiritualidad. Siguió su creciente interés en la filosofía espiritual pasando siete meses en la India, donde aprendió más sobre intuición e introspección. Pero las influencias Zen no lograron amenizar su comportamiento cada vez más crítico y arrogante.

Una manzana por día

Steve Wozniak era un nerd tímido del área de la electrónica que compartía con Steve el gusto por los clásicos como Bob Dylan. Inventaron un dispositivo llamado “Caja Azul” que permitía que las personas hackearan el sistema de telefonía haciendo llamadas gratuitas.

Wozniak era superior a Jobs técnicamente, pero Jobs tenía la determinación y el espíritu para comercializar los productos. Woz inventaba y Jobs vendía. Después de visitar una hacienda, Jobs imaginó que “Apple” era un nombre suave y simple.

Con solo U$1300, en 1976, fundaron Apple Computer. En el garaje de Jobs, él y Woz trabajaron juntos y crearon Apple I, el primer computador personal y su segunda versión, Apple II. El Apple I consistía en un gabinete con un teclado incorporado que se conectaba a un televisor y un software que permitía al consumidor final operar un computador.

Con esto, lograron poner la computación en la casa de las personas. Wozniak desarrollaba las placas de circuito mientras que Jobs unía el poder computacional a un diseño amigable, lo que representaba su obsesión por la perfección. 

Pero Steve era grosero y maleducado con sus colaboradores. Parecía que no le importaban sus sentimientos y se centraba solo en los detalles del producto. Debido a sus desequilibrios e inestabilidad emocional, Mike Scott fue nombrado presidente de Apple Computer.

Sus colaboradores más cercanos aprendieron a lidiar con él, pero era un maestro de la manipulación, siempre intentando hacer todo a su manera. Sin embargo, la empresa estaba yendo tan bien que al final toleraban ese comportamiento.

Una huella en el universo

Apple II vendió 6 millones de copias y es considerada uno de los pilares fundamentales de la computación personal. Pero para Steve eso no era suficiente. Él quería construir una computadora que dejase una marca en el universo. Por eso, Jobs comenzó a trabajar en Macintosh, la sucesora de Apple II.

El proyecto dio vida a una máquina que era lo suficientemente poderosa para exhibir gráficos sofisticados y ser controlada por un mouse. Macintosh fue un éxito absoluto, en especial debido a la campaña de TV del comercial llamado “1984”, dirigido por el famoso director de Hollywood, Ridley Scott.

Macintosh volvió a Steve rico y famoso, pero su personalidad estaba corroyendo a la empresa. Su comportamiento opresivo y perfeccionista estaba dejando a los empleados desanimados y deprimidos. Este comportamiento hizo que en 1985 fuera despedido de Apple por su propio consejo.

¿Qué sigue?

Después de recuperarse del despido de su propia empresa, Jobs notó que ahora podía hacer las cosas a su propia manera. Su primer proyecto fue una computadora para el mercado educacional llamada Next.

Con Next pudo retomar su pasión por el diseño. Invirtió más de 100 mil dólares solo en el logo de la empresa. Acabó encareciendo demasiado los costos de fabricación. Finalmente el producto fue demasiado caro para el consumidor. Su alto costo y la falta de disponibilidad de softwares hicieron que el proyecto fallase.

Al mismo tiempo Jobs compró el control de una empresa llamada Pixar. Como presidente del consejo, creó una estrategia que combinaba tecnología y arte. En 1988 Jobs había perdido decenas de millones en Next y había invertido US$50 millones en Pixar.

Pixar lanzó una película llamada Tin Toy que ganó el premio de mejor animación, esto hizo que Jobs cambiara su enfoque hacia el cine de animación. Pixar se asoció con Disney y lanzó su primera película, Toy Story, el film más lucrativo de 1996. Las acciones de Steve fueron evaluadas en 1.200 millones de dólares.

Steve en familia

Además de sus nuevos negocios, Jobs intentó reconciliarse con su vida personal, reconectándose con su familia biológica. En 1986, después de la muerte de su madre adoptiva, se encontró con su madre biológica.

En la misma época, conoció a su futura esposa, Laurene Powell, con quien se casó en 1991. La pareja tuvo dos hijos, Erin y Eve. Con el apoyo de Laurene, Jobs también comenzó a pasar más tiempo con su otra hija, Lisa. En su vida personal, así como en la profesional, Jobs era o muy apasionado o extremadamente distante.

Una nueva manzana

Después de la salida de Jobs, Apple entró en declive. En 1996 Gil Amelio fue nombrado CEO y quiso traer nuevas ideas para restaurar la empresa. En 1997, compró Next y Jobs volvió como consejero a Apple.

Tras su regreso, Steve tomó el máximo control posible. Puso a sus colaboradores preferidos en los más altos cargos de Apple. La empresa no iba bien y el consejo resolvió dar una nueva oportunidad a Jobs como CEO. Sin embargo, Jobs rechazó la invitación. Prefirió mantener su estatus de consejero para ganar más influencia en la empresa.

Logró construir una asociación con Microsoft para desarrollar Office para Mac y así terminó la batalla entre las empresas. El precio de las acciones de Apple despegó. Tras un tiempo decidió aceptar volver a ser CEO en la compañía.

Al asumir, decidió que la empresa se enfocase en menos productos. Y así se empeñó en salvar a Apple. El mantra de su administración era “enfoque”. Rechazó líneas de productos enteras, despidió empleados irrelevantes y redujo los niveles de stock.

Jobs pasó de ser un rebelde corporativo de espíritu libre a un ejecutivo singularmente dedicado, colaborativo, aunque todavía volátil. Creía en la “colaboración profunda” entre departamentos y en contratar y cultivar talentos de alto nivel. Jobs contrató a Tim Cook como administrador de operaciones y los dos se volvieron amigos rápidamente.

La estrategia funcionó: Apple, que estaba al borde de la insolvencia, transformó una pérdida de US$1 billón en 1997 en un lucro de US$309 millones un año después.

El campo de distorsión de la realidad

Jobs tenía una extraña habilidad para persuadir a las personas a que siguieran su visión e ideas. Exigía lo que los otros consideraban imposible. Así, vislumbrando lo imposible, hacía que las cosas sucedieran y cambiaba la realidad.

Se enfocó tan intensamente en lo que le interesaba que a veces ignoraba todo el resto, incluyendo a su familia y amigos. Steve era cruel y extremadamente crítico en relación a los otros y su trabajo. Nunca se apegó a posesiones materiales, pero su pasión hizo de Apple un gigante. Jobs creía que las reglas no se aplicaban a él.

Inventó productos que los consumidores ni sabían que querían, pero por los cuáles se apasionaron.

Diseño en todos los aspectos

Steve Jobs aprendió la importancia de la calidad del diseño con su padre. De sus incursiones en las filosofías orientales, Jobs entendió que el diseño del producto es su esencia. Conoció a un diseñador llamado Jony Ive, que se volvió su brazo derecho. Jobs creía que la presentación de los productos y hasta de los embalajes eran cruciales.

Se envolvió tanto en las tareas relativas al diseño que su nombre aparece en diversas patentes de los productos de Apple. Por ejemplo, llamó la atención del público cuando Apple introdujo la iMac en 1998. Fue la computadora que se vendió más rápido en la historia. Su apariencia redonda era semitransparente y estaba disponible en cinco colores.

Jobs hizo el interior tan atractivo como el exterior. Cuando Apple amplió la variedad de colores, Bill Gates de Microsoft pintó su PC de rojo y se burló de que el iMac sería una moda pasajera. 

Además de la obsesión por el diseño, Jobs quería controlar toda la cadena de distribución. De ahí vino la idea de tener su propia presencia física, los Apple Stores. La primera tienda surgió en 2001 y fue un gran éxito.

Las computadoras eran diferentes, pero en general quienes las vendían no se enfocaban en explicar las diferencias para los compradores. Jobs quería administrar la experiencia del consumidor. Resolvió proyectar puntos de ventas. Patentó el diseño de las escaleras de titanio y vidrio de las tiendas.

Quería más que una tienda, quería una experiencia para los clientes que se asocie al espíritu de los productos de Apple.

Más que solo computadoras

En el 2000, la transformación de la empresa comenzó. La computadora personal permitía administrar el estilo de vida digital del consumidor. Permitía controlar desde las comunicaciones escritas hasta cámaras, reproductores de música y grabación de videos.

Apple retiró la palabra “Computers” de su nombre corporativo para explorar el potencial de Internet. Por ejemplo, iTunes se desarrolló a partir de la percepción de Jobs de que descargar música por internet cambiaría la industria. iTunes vendió un millón de canciones en los primeros seis días.

El iPod respondió a la necesidad de un mejor reproductor de música y, dentro de sus innovaciones, se incluyó la rueda de desplazamiento. El éxito del iPod, construido sobre las ventas de iMac, consolidaron la marca. 

En enero del 2007, el iPod fue responsable de la mitad de las ganancias de Apple. Incluso así, Jobs continuó buscando el próximo gran lanzamiento. Identificando la telefonía celular como la próxima tendencia, desarrolló el iPhone, combinando el iPod, la telefonía y acceso a internet.

El iPhone representó más del 50% del total de las ganancias globales de la telefonía celular en 2010. La experimentación con el iPhone pavimentó el camino para el próximo ítem revolucionario: el iPad. En este caso, Apple vendió un millón de unidades en el primer mes y llegó a 15 millones en tan solo nueve meses.

Lidiando con el cáncer

Jobs creía que su cáncer, diagnosticado en el 2003, fue provocado por la época estresante cuando conducía Apple y Pixar al final de los años 90. Un problema de piedras en los riñones llevó a un examen que descubrió la enfermedad crónica. Incluso así, el pronóstico era bueno: un tumor tratable y de crecimiento lento.

Sin embargo, Jobs rechazó las recomendaciones médicas de cirugía. Consultó nutricionistas, acupunturistas, siguió dietas vegetarianas, se sometió a limpiezas del colon y evadió la negatividad de sus pensamientos.

En el 2005, hizo mención a su mortalidad en un discurso de graduación en la Universidad de Stanford. Jobs dijo a los estudiantes: “Pensar en que moriré pronto es la herramienta más importante que encontré para ayudar a hacer grandes elecciones en la vida. No hay razón para no seguir al corazón”.

Notas finales

Steve Jobs transformó industrias, inventó nuevas formas de comunicación y lo hizo de forma divertida, inteligente y genial. Su creencia de que el producto es todo guió la filosofía de Apple. 

Jobs pensaba que Apple estaba en la “intersección de las artes con la ciencia”. Como Walt Disney, quería que su empresa contribuyera a la sociedad, que fuera algo más que ganancias.

Reconoció que su personalidad era difícil y que su comportamiento era a veces cruel, pero creyó ser honesto. Esta era la única forma de dar lo mejor y extraer lo mejor de aquellos a su alrededor.

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